El “Fury Fest” tuvo lugar los pasados días 25, 26 y 27 de Junio, en el “Parque de las exposiciones” de Le Mans, junto al mítico circuito de las 24 horas. Bajo el lema “extreme music for extreme people” se esconde un potentísimo y variado cartel que tuvo como denominador común en todos sus días una palabra: TRALLA. Un festival de este tipo es un acontecimiento muy difícil de valorar con un poco de objetividad cuando llevas unas cuatro o cinco horas viendo conciertos. Además un cartel con más de sesenta bandas hace que sea imposible verlo todo, con lo que la perspectiva de cada uno de los que allí fuimos es posible sea muy diferente.
El caso es que después de un viaje infernal de 14 horas llegamos al
lugar en cuestión. Todos creo que coincidimos en que la organización
dejaba un poco que desear: ni un mísero letrero a la entrada indicaba
que estábamos donde estábamos, los programas se agotaron el
primer día, no había duchas, el último día se
trastocó todo el horario dejando desconcertado al público, el
personal de seguridad se comportó desmedido impidiendo sacar fotos
(a mi me arrancaron literalmente mi cámara de la mano), la afición
francesa se mostró bastante violenta en los pit...etc, etc.
A esto podemos añadirle hechos más subjetivos, como que ambos
escenarios (“Main” y “Velvet”) fuesen cubiertos. Particularmente
hubiese preferido el escenario principal al aire libre, puesto que somos muchos
los que pensamos que sonaron mucho mejor los conciertos del pequeño.
De este modo, nos concentraron en un recinto bastante extraño, con
el mítico cuello de botella propio de estos festivales, que comunica
los dos escenarios formando auténticas aglomeraciones. En cuanto a
los escenarios, otro punto negativo llamó mi atención y este
es la escasísima altura de los mismos, que hacía que, estuvieses
donde estuvieses (exceptuando lógicamente las cuatro o cinco primeras
filas) no pudieses ver a los músicos más que de hombros para
arriba.
Pero todos estos “contras” que fuimos constatando durante los
tres días de festival no pudieron por lo más remoto echar abajo
lo más importante: EL CARTEL.
Personalmente me ha resultado muy instructivo acudir a un festival donde el
99% del mismo era música cañera. Así, viendo a grupos
del mismo estilo, que además compartían en ocasiones el mismo
equipo e incluso presentaban idénticos patrones de composición
de los temas, te dabas cuenta de por que “unos sí, y otros no”.
El programa, exceptuando las bajas de Deicide, Slapshot y algún otro,
se cumplió puntualmente y a “rajatabla” durante los dos
primeros días (el tercero presentó problemas). Los conciertos
no se solapaban en ningún momento lo cual es algo realmente de agradecer.
En cuanto a los conciertos en si, lógicamente el relato depende de
cada persona. Mi impresión general se sigue confirmando cuando más
cosas voy viendo en directo: mis grandes se vuelven pequeños, y mis
pequeños grandes. Esto, por abreviar, y por bueno o por malo, fue lo
más destacado para mi del Fury Fest:
Viernes 25:
Hatebreed: probablemente ofrecieron uno de los mejores conciertos de todo el festival. Una descarga de hardcore y metal que ponía los pelos de punta y no te dejaba parar de mover la cabeza. Me parecieron unos músicos impresionantes y dignos de análisis para los escépticos del género.
Testament: los mitiquísimos (y nada escuchados por mi, todo sea dicho) fueron absolutamente boicoteados por los técnicos de sonido. Durante la práctica totalidad de su actuación los encargados del sonido se dedicaron a experimentar en directo, intentando encontrar el punto, que no lograron. Subían esto, bajaban lo otro, sin ningún tipo de pudor. Eso hizo que a muchos nos desconcentraran y no estuviéramos a lo que teníamos que estar. No obstante, los aficionados a la banda como Jaime de Imperfectus coincidieron en su buen hacer.
Soulfly: poco a poco voy
venciendo el miedo a decir que determinada banda no me ha gustado a pesar
de lo que supuestamente es o representa. Tenía ganas de verles en directo
después de presenciar en vivo a Sepultura y mi decepción no
ha podido ser mayor. El concierto fue para mi fue muy, muy flojo. Un Max Cavalera
cercano al punk en sus melodías, un batería algo desorientado
en ocasiones y un nuevo guitarrista (procedente de Ill niño) que consigue
para mi gusto a duras penas darle un poco de frescura a la banda con solos
veloces, pasajes de guitarras acústicas, etc. Algunos asistentes criticaron
además el hecho de basar gran parte de su repertorio en Sepultura teniendo
ya en el mercado 3 discos bajo Soulfly. Un momento crítico para los
aficionados fue “Roots”, ya que dejó bastante que desear
(los franceses “Do or die” harían al día siguiente
una interpretación mucho mejor de ese mismo tema).
Flojos, rozando el aprobado raspado.
Born from pain : el escenario pequeño, fue sin duda el lugar ideal para este concierto. En un ambiente más recogido, pude disfrutar de una auténtica apisonadora del metal. Ya desde la prueba el sonido de las guitarras invitaba a la fiesta. Born from pain suenan como un cañón, principalmente apoyados (aunque hubo de todo) en riffs muy pesados y en una magnífica voz a camino entre el grito, el gutural y la mala leche más extrema. El registro, por hacerse una idea, se aproxima mucho al más grave usado por Anselmo en Superjoint Ritual. Interpretaron temas de sus dos trabajos “Reclaiming the crown” y su nuevo “Sands of time”, antes desconodios para mi. Un sonido muy estudiado y una capacidad total para transmitir puro metal al público. Sobresalientes.
The hope conspiracy: fueron muchos conciertos ese dia, y estoy un poco perdido en cuanto a esta actuación, pero si es la que pienso, de nuevo el escenario pequeño “Velvet” fue el lugar ideal para un poco de buen metal-hardcore. Este género abundó mucho en el festival y “The hope conspiracy” atronó bien al público. Como los Born from pain, sencillos (dentro de lo que cabe) pero efectivos, directo al cráneo.
Sábado 26:
Funeral for a friend: esta joven banda ofreció un concierto interesante, donde se intercalaron melodías muy suaves y jóvenes con algunas partes más subidas de tono donde el batería con micro incorporado se encargó de vociferar mientras le daba a lo suyo, y más que bien por cierto. Es un grupo del que nunca me compraría un disco, pero en directo suenan bastante potentes dentro el estilo que procesan.
Dillinger scape plan: una de las grandes sorpresas. Personalmente no conocía a esta banda de estilo difícilmente descriptible, que me recordaba en ocasiones a los suecos “Breach” pero más acelerados y mejores. Puedo decir abiertamente que es el concierto más violento que he presenciado nunca, por estilo paranoide y por la interpretación de la banda. Los músicos se movían de una manera próxima a la locura, ejecutando además a la perfección los temas que no seguían un patrón remotamente parecido a ese endiablado movimiento. Tremendos, raros y buenos.
Killswitch engage: impecable actuación. Tanto es así, que tardé casi todo el concierto en darme cuenta de que sólo se encontraba en el escenario uno de los dos guitarristas de la banda. El nuevo cantante a pesar de los comentarios que circulan, ofreció una buena demostración de cuerdas vocales, tanto en gritos como melodías (parte que supuestamente se le achaca). Tocaron temas de sus dos únicos discos que sonaron atronadores y calcados a las grabaciones, sonando con un plus de “cojones”.
Chimaira: a cuadros se nos quedó la cara con Chimaira. Si continúan así creo que serán un referente mundial en no demasiado tiempo. La otra vez que pude verles me gustaron, pero esta vez, con la incorporación del nuevo batería el tema es impresionante. El nuevo fichaje demostró un control extremo del instrumento. Fue un “no parar” contínuo de arreglos, redobles y malabares con las baquetas con las que no dejaba de jugar lanzándolas y ese tipo de cosas. Una auténtica lección de metal la que dieron, discutible en gustos pero no en técnica.
Messugah: una gran cantidad de público se concentró para presenciar este concierto. No soy un gran seguidor de la banda, y apenas había escuchado un puñado de canciones antes de verles en directo. Lo cierto es que el atractivo principal que encuentran sus fans, para mi es una contra: Messugah basa sus riffs en patrones muy entrecortados y sobre todo no simétricos, además con el añadido de ser interpretados con un par de guitarras de ocho cuerdas. Así los primeros temas se me hicieron muy interesantes, pero después de un rato, el hecho de basarte todo el tiempo en no seguir un ritmo “normal” hizo que dentro de esa rareza me resultara bastante “lineal”. Por el contrario los aficionados al grupo disfrutaron de la actuación, eso si, quejándose del sonido.
Fear Factory: la espalda a esta hora no me respondía en absoluto, y presencié tan solo 45 minutos de su actuación. Con gran expectación por ser uno de los grandes, empecé a ver el concierto completamente destrozado por el cansancio. El sonido nuevamente no acompañó demasiado. La tónica general en el escenario fue un volumen de batería desproporcionado en relación con el resto de instrumentos. Esto hacía que la descarga de dobles bombos de Fear Factory (como la de otros grupos) estuviera demasiado presente todo el tiempo. En realidad, no podría decir mucho más que sencillamente quedé indiferente, aunque como digo el cansancio tuvo mucho que ver.
E town concrete: tenía gran expectación ante este concierto por el estilo de la banda, encuadrado en el “rapmetal” neoyorkino. Hasta este punto, ya había podido presenciar varios conciertos en el “Velvet stage”, con lo que tenía acumulada ya cierta perspectiva (y dolor lumbar). Para mi “E town concrete” no lo consiguieron. El sonido era bueno (como el de todos los grupos que pasaron por este escenario), pero no sobresalieron en absoluto. Quizá el componente que menos aportó fue el cantante, hacía cosas extrañas con el micro, se alejaba demasiado, se volvía a acercar, se le oía, no se le oía...esto quitaba un montón de fuerza al sonido conjunto de una actuación a la cual no podemos darle más que un aprobado.
Life Kit: hardcore melódico interpretado con relativa madurez por una joven banda. El concierto estuvo muy animado. Técnicamente el estilo no permite demasiados alardes, pero estos jóvenes hardcoretas melódicos hicieron sonar su repertorio con potencia. Ritmos acelerados, melodía pura y algún mínimo guiño al metal, ejecutado válidamente teniendo en cuenta su juventud y la estructura de los temas.
Walls of Jericho: he de confesar que el principal atractivo de esta actuación para mi, era ver a una mujer liderando un grupo de metal y comprobar si daría el callo tanto como en estudio. Sin más expectativas comenzó el concierto, de nuevo en el escenario pequeño, y desde el principio disfrutamos de lo lindo. Con tantos grupos de metal es difícil dar una explicación de cómo fue la cosa, de cómo distinguirlos. Con el tiempo he descubierto que no hay más modo que comprobarlo en directo. Cachas comentaba que estos grupos en directo suelen ganar mucho y creo que tiene razón. Si el sonido es bueno y la ejecución es igual que en la grabación tienes todos los elementos para pasar un buen rato. Y Walls of jericho sonaron como apisonadoras.
Domingo 27
Do or die: esta banda francesa ofreció un concierto muy jugoso. Practican una mezcla de metal y hardcore que suena como un auténtico cañón. Provisto de dos cantantes (ambos por cierto de registros recios) ofrecieron un show metalero de estos que te hacen mover la canción todo el tiempo. La técnica sencilla pero las ideas muy claras, metal puro y duro. Para despedirse eligieron la versión del clásico “Roots” que literalmente encendió al público. La llevaron a cabo mucho mejor que Soulfly, lo cual tiene bastante guasa.
Street Dogs: llega un momento en que llevas tantas bandas vistas que ya casi escuchando unos segundos, en cuanto detectas estilo y sonido emites un juicio de valor, posiblemente no muy completo y objetivo. Eso me sucedió con Street Dogs, una banda de punk sin más dilaciones e influencias. Melodías tipiquísimas del género, arreglos clásicos y estética puramente punk, sin más.
Zeke: el concierto de esta banda estuvo muy animado en el escenario, un rock acelerado, llegando en algunos momentos casi al hardcore. El sonido fue muy contundente. Personalmente el concierto no me llamó la atención por motivos de cansancio, ya no me podía meter mucho en el papel, pero en otras circunstancias lo hubiese disfrutado con seguridad.
Nasum: Tralla, tralla, y tralla. Demasiada para mis prejuicios respecto al grincore. Nasum actuó en el escenario grande, y fue seguido con interés por los aficiondos. Destacar que realmente en este festival se apreciaba la tralla ya que en esta actuación por ejemplo hubo cinco veces el número de espectadores que Funeral for a friend, por citar algo más blando. No soy aficionado al género y sinceramente, no sé distinguir si lo hicieron bien o mal, porque la bola sónica era tan contínua y taladrante para mi , que no me enteré absolutamente de nada.
Mad sin: la foto del programa
del fury invitaba a ver a esta banda. Equipados con trajes sesenteros flameados,
gafas de sol de espejo y tupés gigantes fueron motivo suficiente para
interesarnos por su actuación. Si a esto le sumamos que era su único
concierto en el país (con lo que presumiblemente lo darían todo)
y el hecho de tocar rock ‘n’ roll, la oferta se completaría
del todo.
Mad sin salieron al escenario a por todas, y practicaban una mezcla de rock
‘n’ roll, punk, country y bluegrass de estos “divertido”.
Se escucharon incluso algunas versiones, ahora solo recuerdo una de Bob Marley
que interpretaron a toda velocidad. Los registros bajos los llevaba a cabo
un contrabajista, que tenía rodeado su instrumento por bombillas rojas,
lo cual le concedía un aspecto supero jocoso. Pero el cachondeo y el
show no estuvo reñido con un concierto ejemplar, en contenido y actitud,
llegando a aparecer en el escenario un personaje que escupía fuego.
Una actuación muy extraña siendo el festival que era, pero que
a todos nos encantó.
Loud Blast: lo mío no son las etiquetas, y menos aún en géneros que no me interesan, así que pido perdón si Loud Blast no se dedicaban al death metal. Realmente el sonido fue muy bueno, más aún tratándose del escenario grande que presentó muchos problemas. Parecían bastante técnicos, pero no presté más atención por no interesarme en absoluto como digo el estilo. Comentar que fue uno de los conciertos que congregaron un mayor número de espectadores.
Agnostic Front: hardcore old school del supuestamente pionero o clásico es lo que ofreció esta banda en el “Main Stage”. Llegamos tarde pero dado el estilo, nos dio tiempo a escuchar un buen puñado de canciones antes de que abandonaran el escenario. Antes de verles, la gente estaba comentando las connotaciones políticas un tanto nazis que se les atribuye, al menos en sus orígenes. Supongo que por esto, sus letras puede que sean su mayor atractivo, pues atendiendo solamente al sonido, me parecieron muy normales e incluso no merecedores del escenario principal (y del horario privilegiado en que actuaron). He escuchado unas cuantas bandas de hardcore en el escenario pequeño que realmente le daban duro al old school. El concierto de Agnostic Front me gustó, pero poco, poco más.
Morbid Angel: me excuso
ante el lector, pues los mayores clásicos del festival no son ni mucho
menos mis favoritos, y eso hace que el juicio de valor no sea precisamente
elogiador. Bien acompañado por Jaime Imperfectus que me comentaba algunos
detalles sobre la banda y demás, salieron los Morbid Angel a escena.
Lo primero que notamos fue el sonido, nuevamente los de la mesa hicieron de
las suyas. El bajo fue en todo el concierto inexistente, las guitarras difícilmente
apreciables y chillonas y de nuevo, la batería sobresaliendo (en especial
los bombos) en exceso.
Al margen del sonido, una persona como yo que repudia un poco el género,
pudo ver mucha técnica y conocimiento. Mención especial a los
solos de los guitarristas (difícilmente apreciables por su escaso volumen)
que hicieron auténticas locuras sobre el mastil. El concierto fue en
líneas generales muy trallero en todos los sentidos, exceptuando un
par de temas donde el cantante trabajaba en senderos un tanto más “melódicos”.
Mucho buen hacer, pero no me gustó demasiado.
Slipknot: no sé como empezar, si por lo bueno o por lo malo. Tratándose de mi, empezaré por lo malo. Peleándome con los aficionados por las primeras filas empezó la movida, algunos abucheos me hicieron volver mi cabeza y ver una pancarta grande con el lema SLIPKNOT = MIERDA (supongo que en alusión sarcástica a su tema “gente = mierda”. Pensé que eran los típicos cuatro pelmas, pero luego se calentaría más el ambiente. He de decir que soy un seguidor fiel de la banda y que tenía terribles ganas de volverles a ver, pues en la anterior ocasión el sonido fue pésimo y con nuevo músicos esto te hace imposible disfrutar. Todo estaba listo, el sonido era para mi gusto espectacular, Corey Taylor, vocalista generalmente destrozado y pecador después de los primeros temas, estaba en plena forma, absolutamente dándolo todo, y que todo amigos. Pero el público demostró su deficiencia mental que aún no logro comprender. Desde el primer tema, sobre todo el bajista, fue objeto del lanzamiento de botellines. Al principio, el tío parecía tomárselo con guasa, haciendo gestos con la cabeza desafiando, luego pasó a decir que no con el dedo, y finalmente tuvo que ocultarse prácticamente detrás de la batería para poder tocar. Yo no salía de mi asombro, pero las botellas no dejaban de volar. Esto hizo que los músicos estuviesen muy tensos, yo diría que desconcertados. Completamente estáticos, uno de los guitarristas y el bajista, solo miraban al mastil de manera muy forzada cuando era necesario, para poder estar atentos y ver por donde iba a pasar el siguiente botellín.
Mientras tanto, sonando a puro metal pero sin poder ofrecer lo que tenían
que contar, el vocalista de la formación intentaba obviar el tema preguntando
a la gente que quienes tienen el nuevo disco, que si quieren oir un single,
tal y cual. La gente respondía con abucheos, cortes de manga, botellas
y demás.
Esta actuación nefasta del público con un retraso mental evidente,
se notó, y de que manera: no tocaron todo el tiempo que tenían
previsto, sino una media hora menos. El bis que tenían preparado, constó
solo de un tema, me imagino que motivado por un enfado más que evidente.
La tensión de los músicos se notó porque varias veces
perdieron el ritmo mientras intentaban evitar los botellazos. En fin, todas
las condiciones estaban ahí, sonido, ganas (iniciales), voz a tono,
un set list magníficamente proporcionado entre sus tres discos para
cualquier aficionado del grupo, era el último concierto que cerraba
el festival...pero literalmente les impidieron salirse.
Maldigo a los “antifans” de cualquier cosa, APESTAN.
Con la desilusión de lo que pudo haber sido y no fue (el concierto de Slipknot) se acababa el Fury Fest. Tres días de un gran cartel, tralla para dar y tomar, y unos vecinos europeos con una actitud bastante despreciable. Personalmente como comentaba al principio, para mi ha sido muy instructivo ver a muchos grupos del mismo estilo aprobando o suspendiendo sobre el escenario. Eso me ha permitido ver algunas claves que inclinan la balanza hacia un lado u otro, a parte de disfrutar como un enano en lo estrictamente musical. Con sus defectos y aciertos llegó el fin del festival y levantamos el campamento rumbo a Santander. En resumen, creo que podemos decir que presenciamos un festival maduro en contenido y joven en organización, lo cual de lo malo malo, es preferible a lo contrario.
Crónica - Miki
Fotos - Miki, Klara Ana y Kidz