Y casi sin darnos cuenta ya han pasado cinco ediciones de este festival, y sin darnos cuenta se ha convertido en uno de los festivales de música independiente más importantes de España. Y es que en el Centro Cultural Caja Cantabria hemos podido ver a gente de lo más inusual, y casi seguro que si juntamos las ventas de todos los grupos que han tocado en Santander durante estos años, no llegan ni a una décima parte de lo que vende en una semana nuestro amigo Bustamante, pero ¿acaso importa eso?
A nivel regional hemos tenido uno de los mayores símbolos del festival, los desaparecidos Vranca representan perfectamente el espíritu que buscan los organizadores y por el que han traído a pequeñas joyas como Sr. Chinarro o Migala. A nivel internacional grupos como Gallon Drunk, Low, Early Day Miners o Hood han conseguido llenar el patio de butacas en una ciudad en la que poco se esperaba que un festival de este tipo pudiera llegar a cuajar. A algunos de vosotros estos grupos no os sonaran de nada, pero a nivel muy underground son de lo más cotizados.
JUEVES 6
Para abrir boca teníamos la actuación de solo dos grupos, además se trataba de dos grupos que se separaban un poco de la línea post-rock que seguirían las actuaciones de los días siguientes.
Refree eran los encargados de abrir el festival. Raül Fernandez (líder de la banda) da rienda suelta con esta formación a todos sus miedos e inquietudes musicales que no tienen cabida en su otro grupo "Elena". La verdad es que en principio parecía que "Elena" habría sido más apropiado para el Tanned, pero finalmente resulto que la noche del jueves iba a tener tintes más jazzisticos que el resto. A modo de cantautor sentado en su silla y con un repertorio formado por obras de sus dos discos, Raül mostró su lado más íntimo y su enorme vergüenza durante todas y cada una de las pausas. Casi daba la impresión de que lo pasa realmente mal subido en el escenario y repetía frases como "ya queda menos", "esta es la última"... Los otros siete músicos por su parte se mostraron bastante correctos, todos haciendo lo que tenían que hacer, ni más ni menos. Acompañar a Raül y crear esa atmósfera de musicalidad y ese manto de buen gusto no es fácil, pero lo supieron hacer sin aburrir y sin tener que recurrir lucirse sin sentido.
La banda estaba formada por un trío de cuerda, un pianista, otro guitarrista, bajista y el batería de "Elena" del que todo el mundo habla más de las muecas que hace cuando toca que de su técnica y lo fácil que se adapta a estilos tan dispares como los que práctica Raül en sus encarnaciones. Quienes lo habéis visto alguna vez sabéis a que me refiero.
Después de Refree teníamos alguien de nuestra tierra para cerrar la noche del jueves, y la verdad es que si seis grupos parecían un poco excesivos para las cinco horas que duraban el espectáculo del viernes y el sábado, dos son más bien poco para el jueves.
Nacho
Mastretta salió acompañado también de excelentes músicos
pero esta vez eran solo cuatro, un batería bastante poco ortodoxo que
golpeaba tanto cazuelas como trozos de hierro enrevesados junto con otros componentes
de batería algo más clásicos, y sin embargo sonaba como
si siempre se hubiera necesitado un cucharón colgado al lado del timbal
base. El guitarrista estuvo brillante acompañando las bases electrónicas
que Nacho disparaba desde su Korg. Bases que sonaban al fondo de dos saxofones
(uno de ellos tocado a ratos por Nacho) que nos deleitaron con algunas de sus
"Melodías de rayos X" y su "Música de automóvil".
Nacho se sintió arropado en todo momento por la ciudad que le crió,
y hasta le dedico una canción a su madre en el bis. Se habían
ganado al publico desde el primer momento, pero el paseo que se dieron por el
patio de butacas en fila y sin parar de tocar fue uno de esos momentos de euforia
que consiguieron que el publico que parara de aplaudir.
VIERNES 7
El viernes nos esperaba un gran día de música post-rock en el Tanned, después de la baja de grupos como Calla o Black Box Recorder, los sustitutos lo tenían difícil para gustar pero todos hicieron bien su trabajo.
Supongo que hablaré de mi experiencia personal porque en un concierto de este tipo cada uno vive experiencias muy distintas, cinco horas de post-rock-experimental-alternativo pueden dejar a una persona hecha polvo.
El concierto empezó con Miztura una apuesta nacional bastante acertada. En mi opinión fueron de lo mejor de la noche. De corte bastante clásico dentro de este estilo, afines a grupos como Slint (verdaderos inventores de las canciones que luego pondrían de moda Godspeed You Black Emperor!, Sigûr Ros o los mismísimos Mogwai) Los 45 minutos no les dieron más que para tocar cinco temas, canciones con mucho desarrollo, instrumentales, con pasajes muy atmosféricos y golpes de fuerza con distorsión atronadora. La gente quedó encantada con estos chicos donostiarras que abrían el festival y pintaban muy bien para lo que estaba por venir.
A lo largo de la noche se presentaron variantes muy distintas del mismo estilo. Emak Bakia eran de la parte más electrónica. Dos de los componentes de Migala crean este grupo y se montan un show lleno de maquinas, un micrófono y una guitarra. El problema de este tipo de espectáculos es que no sabes que parte esta grabada y que parte no, casi todo en el escenario era mover knobs y faders de distintos cacharros y verles asentir con la cabeza mientras sonaba todo. Solo hubo un par de canciones en que Abel Fernandez (cantante de Migala) se animó a tocar un poco y cantarnos algo mientras Coque Yturriaga le acompañaba con "clicks", "blips" y de mas sonidos extraños. El sonido envolvía y las cajas de ritmos sonaban como si el mismísimo Richard D. James (aka Aphex Twin) hubiera programado aquellos ritmos apocalípticos. La actuación de un espontáneo que gritó "¡Que vengan los Strokes!" me hace suponer que más de uno no estaba preparado para un festival de tintes TAN alternativos.
Continuó la noche con uno de los sustitutos. At Swim Two Birds que repetían en el Tanned Tin. Esta vez salio Roger Quigley solo, se sentó en una esquina del escenario con su guitarra a mano y soltó un monologo de introducción. "He venido a castigaros con algunas de las más tristes y melancólicas canciones que jamás he escrito" dijo "En la pantalla a mi espalda proyectaremos las letras así que sois libres de cantar conmigo si queréis". La gente reía y de pronto empezó la música. Pero ¿Cómo? Roger había grabado los temas sin voz y se limitaba a cantar las letras que salían en la pantalla, algo así como un karaoke. De vez en cuando dudoso cogía la guitarra, la volvía a dejar, la volvía a coger tocaba dos acordes y la volvía a dejar. Si alguno de vosotros piensa que un concierto karaoke es una tomadura de pelo, deberíais haber estado ahí, al cabo de dos minutos te daba igual que hubiera músicos tocando o no, él solo cantando transmitía ya mucho pero las canciones se mostraban hermosas por todos los lados, además casi todo el mundo estaba concentrado en leer las letras y ver las fotos que estaban proyectadas en la pantalla.
Acabó Roger y venia Julie Doiron, ex cantante de Eric's Trip, uno de esos grupos míticos de los 90 que conservan una legión de fans envidiable. Mucha gente había pagado los 10 euros de entrada solo para verla a ella, y allí estaba, ella sola con su guitarra. Parecía que cada vez había menos músicos en el escenario, pasábamos de un cuarteto clásico, al dúo electrónico, luego Roger Quigley y su karaoke, pero ahora teníamos a Julie Doiron delante de nosotros y sin ningún tipo de trampa ni cartón. Julie se tomo el grandísimo lujo de empezar el concierto incluso sin guitarra. Solo con su voz ya impresiona, había momentos en los que era la voz parecía un saxofón dulce que te susurra al oído y te contaba una bonita historia de amor. La guitarra vino más tarde y con algunos de los arpegios de los más bonitos que se le pueden sacar a seis cuerdas, siguió adelante el concierto demostrándonos quien llevaba el peso en Eric's Trip (algún fan me matara por haber dicho algo como esto). Era su primer concierto en España y se avergonzaba de no saber nada de español (y es que, si lo piensas bien ¿Por qué tienen que venir grupos de fuera y hablarnos en ingles como si todos tuviéramos que entenderlo?) lo cual fue un detalle amable por su parte. Todo el mundo la aplaudió a rabiar. Algunas de las personas que tenía a mi alrededor y que no sabían nada de ingles se aburrieron a los 10 minutos, supongo que entender las letras era una parte muy importante de lo que quería transmitir. No hubiera estado de más la pantalla otra vez a modo de Karaoke.
Matt Elliot era el quinto ya de la noche, eran las 12 y después de los anteriores "grupos" la gente empezaba a estar cansada y pedía un poco de caña para despertar los ánimos. Matt Elliot es uno de esos artistas salidos de Bristol con ganas de innovar de alguna forma en el mundo de la música. Cosa que no todo el mundo consigue con éxito. Supongo que a alguien le gusto ese concierto, pero la gente salio bastante desconcertada. Matt es de esos que tienen la opinión de que en el arte lo desagradable tambien vale. A ver como me explico, Matt Elliot considera la "capacidad poética del ruido" y su música se describe fácilmente como "neurosis sonora". Es algo así como la música de psiquiátrico.
Cada canción seguía un fácil esquema, Matt con la guitarra y la voz y un compañero con un contrabajo con arco. Matt tocaba algo con la guitarra, lo grababa y hacia un bucle que se repetía constantemente, luego tocaba otra cosa encima, y se repetía, luego tocaba otra cosa encima, el contrabajista hacia algunos de los ruidos mas desagradables que se pueden hacer con un instrumento de cuerda, y se repetía, al cabo de diez minutos la locura era considerable y ¡la ultima canción duró 24! Es prácticamente imposible describir el malestar que provocaba, pero la gente le aplaudió, así que supongo que sería cosa mía. A la salida oía comentarios como "¿Qué se ha creído este tío? O sea que tocaba la guitarra, luego dejaba de tocar y seguía sonando igual ¿a quien cree que ha engañado?" Desde luego si lo que quería era crear confusión y mal estar, misión cumplida.
Con Early
Day Miners acabo la noche, los cabezas de cartel demostraron porque estaban
ahí. Fueron una bocanada de aire fresco para las experiencias que habíamos
vivido aquella noche, algunos de nosotros habíamos tenido una autentica
sobredosis de música experimental y queríamos algo más
clásico, y ahí estaban los Early Day Miners para cantárnoslo.
La pantalla volvió a bajar y a mostrar imágenes de cielos azules,
playas y bosques al amanecer, otoño puro y duro, la música acompañaba
y fue francamente relajante. Se convirtieron en los reyes de la noche casi sin
proponérselo. Repasaron temas de casi todos sus discos y acabaron con
algunas de las canciones favoritas del publico, fueron a los únicos que
se les permitió hacer bis (para eso eran cabeza de cartel) y con sus
canciones de rock triste y pausado termino la noche del viernes.
Sábado 8
Pues, la verdad es que las entradas para el sábado se acabaron pronto y yo me quede sin ella, así que si alguno de vosotros estuvo, ya podéis mandar la crítica.
Esperemos que este festival siga por muchos años y se haga cada vez más grande. Aunque Santander no sea la ciudad más apropiada ni más abierta a estilos de música tan vanguardista creo que es un honor para nosotros que artistas tan grandes vengan y conozcan nuestro pequeño "pueblo" (y que no se ofenda nadie). Quien sabe, quizás alguno se enamore un poco de la ciudad y le sirva de inspiración algún día.
Crónica: Juan No
Fotos: Tanned
Tin