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El sábado 20 de marzo había un montón de conciertos que nos apetecía ver, pero había uno de ellos que veníamos esperando con muchas ganas: The Gathering en Bergara.

Llegamos pronto, así que tuvimos tiempo para comer y beber algo mientras intentábamos reconocer la música de los holandeses en lo que podíamos oír desde el bar. A las nueve, por fin, abrieron las puertas, y allí entramos nosotros los primeros. La nueva bajista, Marjolein, bailaba sola en medio de la sala. Anneke hablaba con alguien junto al puesto de merchandising, y nosotros nos apresuramos a coger los primeros sitios para poder disfrutar el concierto en primera línea.

Como teloneros estaban Kokein, una banda de Euskadi que hacen un rock melódico con una potente voz femenina. Cantan en euskera, así que no tengo ni idea de qué tratan sus canciones, ni lo que comentaron en sus presentaciones, saludos o agradecimientos. La actuación duró alrededor de una hora, que, sinceramente, se nos hizo bastante larga, supongo que por el ansia que nos invadía de ver a uno de nuestros grupos preferidos.

Por fin, aparecieron entre las sombras Frank, Hans, René y Marjolein entre los aplausos y gritos de la gente, pero la ovación fue mucho mayor cuando salió al escenario el hada van Giersbergen...

Su presencia en el escenario inspiró desde el primer momento en el público un enorme respeto. No se oía a nadie hablar ni cantar. Todo el mundo quería disfrutar de su voz, de su música. Y es que nos dejaron boquiabiertos con el maravilloso concierto semi-acústico en el que se alternaban Anneke cantando únicamente junto al piano o la guitarra de René y los sonidos más eléctricos de The Gathering.

En su gira presentación de este nuevo disco, Sleepy Buildings, pudimos escuchar nuevas versiones de temas como Saturnine, Red is a slow colour, Eleanor o Golden grounds e incluso de Stongarden o The mirror waters, del album Always, anterior a la incorporación de Anneke al grupo.

Personalmente me hizo mucha ilusión escuchar In motion part II, a la que tengo especial cariño por ser la primera canción que escuché de The Gathering, y que no habían tocado en los conciertos que yo había presenciado hasta ahora. Me gustó el toque de fuerza que le dieron cuando, a la entrada del estribillo, tras haber tocado el tema en penumbra, encendieron las luces de la sala y Anneke sacó, sin cambiar la expresión, ese chorro de voz que posee. Y es que es increíble ver cómo canta durante todo el concierto sin mostrar el más mínimo esfuerzo, intimidando al público con su mirada y su sonrisa.

A mitad de la actuación nos contaron la historia de los 15 años que llevaban tocando juntos hasta que Hugo dejó el grupo el verano pasado para estar con su mujer y su hija, y nos presentaron a su nueva bajista, Marjolein.

El momento más emocionante fue sin duda cuando sonó Broken Glass, solo de voz y piano. Nos quedamos sin respiración, se nos erizó el vello e incluso se nos saltaron las lágrimas. Una versión maravillosa de la canción que aparece en el Souvenirs.

Para el bis, dos temas más, These good people y, como ya hicieran en la sala Caracol el año pasado, Black light district, el tema veinte minutos que incluye el EP con el mismo nombre. Así finalizó el mejor de los tres conciertos de The Gathering que hemos disfrutado en el último año, deseando poder volver atrás en el tiempo y encontrarnos de nuevo en la entrada de la sala esperando que abran las puertas.

Crónica - Elena Cifrián

Fotos - Oskar Sánchez