Sala Garage. Londres - 6 Noviembre 2003

Tras la publicación del último y, como siempre,
apasionado álbum de Sense Field, Living Outside, y
después de comprobar que, una vez más, su gira europea
no los traería hasta este país, unos cuantos
decidimos, en una de esas noches de alegría desbordada
y etilidad infinita, en las que se fraguan planes que
jamás llegarán a cumplirse, que si no se venían ellos
para acá, nosotros iríamos para allá.

Allá era Londres y, unos meses después, allí
estábamos. El objetivo era la sala Garage, un local
con un aforo de entre 400 y 500 personas, ubicado al
ladito mismo de la boca de metro de Highbury and
Islington, en la Zona 2 de la ciudad.

Previendo la posibilidad de un aforo completo,
habíamos comprado las entradas hacía tiempo ya y
ardíamos en deseos de verlas, de tenerlas entre las
manos. Sin embargo, cuando llegamos nos encontramos
con unos tristes papelitos verdes donde aparecía mal
escrito con bolígrafo negro el nombre del grupo y la
fecha del concierto. Eran tan feas que miedo nos dio,
incluso, que nos hubieran timado y ya nos habíamos
hecho a la idea de llevarnos tan solo ese pobre
recuerdo del concierto cuando, nuestro triste gozo en
un pozo, al entrar nos quitan las entradas. Menos mal
que, aunque también sufrieramos durante el concierto
el acoso de la amable seguridad de la sala, que nos
quitó la cámara (de ahí las pocas fotos, sorry) uno de
nosotros lo pudo grabar todo en video y nos vinimos
con un recuerdo absolutamente imborrable.

Un poco de la típica cerveza inglesa nos curó la
decepción de las entradas y ya dentro de la sala
comenzamos a hacer amigos entre la gente allí reunida.

A las 20:30 horas, con perfecta puntualidad
británica, aparecieron los primeros de la noche, un
grupo de la zona llamado Sunfactor que realizaba un
emo-rock un tanto pastelón y que debió sus mejores
momentos a los tintes épicos que, por momentos,
colorearon su actuación. Nos dejaron un concierto de
media hora escasa, sin demasiada trascendencia, pues
el grupo no dejaba de ser un mero remedo, más dulzón y
menos intenso, de los que iban a ser los protagonistas
de la noche.

Con bastante más entusiasmo gozamos de los que
llegaron tras ellos, a las 21:15 horas, unos chicos de
Kingston de nombre Jerry-Built, cuyo sonido camina por
entre las veredas del rock emocional y el power pop.
Intensos, sensiblemente más agresivos y con más
matices musicales que los anteriores, nuestra atención
se posó en ellos en buena medida gracias a su
fantástico cantante y, sobre todo, a su teclista,
enormemente aclamado por el público, cuyo trabajo le
dio un toque bailable y muy brillante a la actuación.
Muy, muy recomendables, al menos la que escribe estas
líneas espera volver a verlos de nuevo, aunque quizá
sea complicado fuera de sus tierras de origen.

Tras esta intensa media hora el ambiente ya estaba
preparado para Sense Field. Era el momento que todos
habíamos estado esperando desde hacía meses. Los más
rezagados llegaban a la sala y los allí congregados
comenzamos a hacinarnos en torno al pequeño escenario
donde un breve aparecerían los más deseados de la
noche.
Y cuando finalmente aparecieron lo hicieron a lo
grande provocando el delirio del público con el tema
"You Own Me", una de las mejores canciones de su
último trabajo y, obviamente una de nuestras
preferidas. He de decir que, mientras gritábamos
absolutamente rendidos ante el grupo nos percatamos de
dos cosas: una, la gran altura de su cantante, John
Bunch, que tocaba con toda facilidad el techo del
escenario, y dos, que su bajista no era otra persona
que el calvo enorme y gritón que reía como un
descosido en el autobús en el que nos montamos a
nuestra llegada al país hacía dos días.

Tras "You Own Me", llegan "Overstand", tema que
abre el Building, y "Today and Tomorrow", del Killed
for Less. Flipamos porque nos damos cuenta de que sí,
que van a tocar las míticas. Con "On Your Own" y "I
Refuse", mi favorita, nos emocionamos y uno de
nosotros pasó a ocupar el escenario.
En fin, del Living Outside tocaron siete u ocho,
del Tonight and Forever (2001), quizá su trabajo menos
logrado, se descolgaron con cuatro temas, entre ellos
"Beatles Song" y "Save Yourself" ante la cual nos
sorprendió la reacción del público. La coreaban con
mucha energía y era la más solicitada así que
dedujimos que habría sido uno de los singles ingleses.
Sonaron otros cuatro temas del Building (1996), su
mejor disco, entre ellos "Fiesta", y cinco,
mitiquísimas, del Killed for Less (1994), desde "Today
and Tomorrow", hasta "Voice" pasando por la misma
"Killed for Less".
La nota curiosa la puso su teclista que, para que
la cosa no decayese mientras el guitarra cambiaba una
cuerda rota, se arrancó, ante la sorpresa de todo el
público, con un tema de Elton John que terminó
coreando todo el grupo.
Se despidieron con cuatro bises, "A Letter to
Elise", una versión de los Cure, "Waiting for
Something", "Sage" y "Found You".

En fin, un concierto impecable y emocionante. Una hora
intensa donde el amor, la alegría y la amistad fueron
los sentimientos predominantes por encima de cualquier
otra cosa, y que se ha convertido en un recuerdo
maravilloso que nos acompañará toda la vida aunque
casi nos hace perder el último tren a casa. Nunca
olvidaré la carrera por Londres temiendo tener que
dormir en la calle mientras la imagen de John Bunch,
emocionado al saber que habíamos llegado desde tan
lejos sólo para verles, aún latía en nuestro cerebro.
Precioso recuerdo, sí señor.

 

Texto: Klara Ana e Ilincheta
Fotos: Klara Ana