Bueno,bueno, pues haciendo esta crónica por encargo….Os cuento, nos movimos a Bergara a ver el concierto de Fantomas, de presentación de su nuevo disco “Delirium Cordia”, del que, sinceramente había escuchado sólo un poco, pues esto es lo que tiene el imperio de la música gratuita, que a veces no te da tiempo a escuchar todo lo que grabas. Iba yo con un pelín de miedo pues había oído hablar de que esta gira se la estaban haciendo a base de tocar el único tema de unos tres cuartos de hora del último disco.


Bueno, entramos al concierto, con una sensación como de “ a ver quienes son los raros estos que trae Mr. Patton”, y la sensación un poco extraña que cualquiera que haya escuchado esta música “diferente” siente cuando entra a un concierto de este tipo.. podría ser cualquier cosa….

Los teloneros fueron un grupo llamado Eyvind Kang, un grupo que pese a los rasgos orientales de sus componentes, son de Oregón compuesto por dos personas( uno el propio Eyvind Kang) sobre el escenario y un tercero encargado de las proyecciones y la cámara a tiempo real, apadrinados por Trevor Dunn. Sobre el escenario, en una suerte de camastro o colchoneta, estaba la chica del grupo, con un teclado bastante viejillo conectado a varios aparatos que por mi ignorancia en aparatos extraños no puedo descifrar que eran, un chico con un ordenador portátil y varios samplers y aparatos de ese tipo… y una gran lona para las proyecciones. Al entrar a la sala la verdad es que dudo de si era el sonido del grupo, o algún percance con la mesa, pero se oían unos extraños ruidos que dejaron a la gente un poco, fría digamos… aún no se si eso era la canción o era un acople, pero lo cierto es que el nivel de sonidos y de originalidad iba subiendo con cada tema. Este grupo practica un estilo cómo no, inclasificable. Trip-hop mezclado con ruidos de motores, gritos al estilo de las películas japonesas de terror, ejecutados por la chica del grupo, samplers bastante sobrecogedores, no se si por la música en sí, o por las proyecciones que empezaron con mezclas de Nosferatu de Murnau ( o a mi me lo pareció, vaya) evolucionando a pequeñas historias gráficas que creo que engancharon bastante a la gente… por lo menos a mi si. El momento álgido del concierto llegó cuando el chico del grupo sacó un violín normal y corriente atado a-vete-tu-a-saber- que- cables, ye empezó a tocarlo con u a arco que tenía mas crines rotas que enteras, provocando una serie de efectos sonoros muy originales. Ni que decir que la gente de las primeras filas estábamos embobados… A partir de este momento utilizó el violín en el resto del concierto, para acabar con una pieza que sobrecogió a muchos, el la que la chica empezaba a cantar melodías de estilo Hindú para acabar berreando con todas sus ganas, lo cual unido al sonido del violín con efectos extrañísimos daba la sensación de estar en medio de una peli de terror. En fin, una propuesta muy atractiva para bastante de la gente que allí estuvo, y que a mi me sorprendieron muy positivamente. Las proyecciones, por cierto, maravillosas, si no por su originalidad, por lo bien acompasadas que estaban y todo ello mezclándolo con imágenes del grupo a tiempo real.

Y allí estábamos, mientras montaban y desmontaban, asombrados por la envergadura de la batería de Lombardo, y preguntándonos, atemorizados, que diablos tocarían esta pandilla de locos ( jejeje) se podían oír las apuestas entre la gente de la sala, cuando vemos salir al dios Patton con los pipas a colocar perfectamente su equipo, para vover a retirarse en breve…

Al cabo de unos pocos minutos, salen al escenario en medio de una gran ovación los miembros de este proyecto extraño, sorprendiéndonos con ni mas ni menos , que su revisión de el tema principal de “The Godfather”, para regocijo de todos los presentes. Bueno, la que se armó allí en ese momento.. se veían sonrisas de emoción miraras donde miraras, o quizá era impresión mía. Lo cierto, es que continuaron con trozos intercalados de su último disco y algo del “Amenaza al mundo”, cuando para sorpresa de todo el mundo, al 5º tema el grupo se retira para, a loa pocos minutos, dejar paso al gran Buzz Osborne ( y su pelo), Trevor Dunn, que le hacía la competencia con una cresta recién cortadita, en un combinado de guitarra bajo que a muchos nos recordó a lago mas parecido al death metal que cualquier otra cosa.

Al poco, salieron Patton y Lombardo, continuando esa muralla de sonidos con la aplastante batería del segundo, y los samplers y ruidos vocales del primero, para cortar radicalmente en un duelo batería- voz muy curioso, tanto por la calidad del duelo en si, como por las miradas que se echaban entre patton y Lombardo, que nos tenian a todos acojonados parecía que Patton iba a salir volando de un momento a otro a estrellarse en la batería, como si su cubículo no fuera suficiente para retenerle… después de este corte que mereció aplausos masivos, y que, sinceramente, a mi me pareció improvisado, mas que nada por la coordinación que lleva a cabo Patton. Siguió un tema glorioso, que volvió loca a media sala, “Henry, Portrait of a serial killer” en su adaptación personalísima. A esta siguieron varios temas adaptados de último disco, creo que eran y otra vez algo de “amenaza al mundo”, aunque con esta música nunca se puede estar seguro. Un impresionante despliegue de Lombardo, que animó mucho a la gente, que ya llevaba mucho concierto observando las idas y venidas de Lombardo en esa suerte de nave espacial que parecía ser la batería, pues llevaba desde un gong gigante, que nos dejó sordos un par de veces, diversos micrófonos incorporados a la batería, que utilizó para hacer ruidos con una botella de plástico, estrujándola, y desestrujándola, un caldero de zinc con el que parecía remover algo de su contenido, y que usó bastantes veces en su actuación, un aparato que me recordaba a las ruedecitas donde corren los hámsters, pero hueca y con piedras dentro, o agua, y que hizo girar varias veces también.

Otra vez se retiraron de escenario para aparecer con muchas mas ganas (que ya es decir), y con las primeras palabras dirigidas al público en todo el concierto, en castellano y de parte de Patton, que preguntó a la gente dónde estaban, si estaban en Alemania, si se llamaban Heinrich, presumiblemente por lo quietecitos que estábamos todos, para después dedicarnos una sonrisa maligna, y empezar con “Rosemary’s Baby”, que volvió al público completamente loco, y mas pareciera que aquello era un concierto hardcore que otra cosa. Con el sonido de una bocina se despidieron, dejando a la gente de la sala perdiéndose en ovaciones, y súplicas por otra canción.
La impresión que he sacado de este concierto, y sobre todo de Fantômas, es que es un grupo contento por hacer música, y me pareció que es un grupo al que le da igual que sea miércoles que sábado, en Londres o en Madagascar, dan lo mejor que tienen se lo pasan bien, y eso es de agradecer después de ver grupos que dan conciertos como si les diera completamente igual quien les escucha. Eso, las miradas cómplices y respetuosas entre los miembros del grupo, que no intentan tapar unos a otros, sino que van coordinados, respetando el protagonismo de los demás, es un espectáculo agradable de ver en estos tiempo en que el rock es lo guapito que es el cantante, o el punteo que hace el guitarra. Y decir también que, al contrario que muchos otros, Mike Patton conserva ese cuidado chorro de voz, con el que tan pronto nos cantaba un pasaje a lo Sinatra como nos gritaba al mas puro estilo black, o emulaba el sonidos de una guitarra con wah-wah, en definitiva, un concierto en el que se veía a todos muy cómodos, el público se lo pasó estupendamente, con la sala bastante llena, y un recuerdo que invita a volver a verlos, yo por lo menos, iré.

Crónica - Arancha

Fotos - Jaime